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Y con frecuencia, se le muestra en compañía de Ah Puch, el dios de la desaparición que incendia casa y atraviesa hombres con su lanza. Edgar Pat Cruz asimismo se refirió a un concepto que predominaba entre los mayas, que era la existencia de portales hacia el inframundo, como las portadas de estilo zoomorfo de diversos monumentos, muy recurrentes en Campeche, que tenían representadas fauces de animales y se creía que al ingresar ahí, se ingresaba al Xibalbá. Otros portales son las grutas o cenotes, donde se han encontrado gran cantidad de osamentas. Añadió que esta ambivalencia se representaba mediante distintos elementos, como la Ceiba, que era el árbol sagrado de los mayas, cuya parte de arriba simbolizaba el cielo, al paso que la raíz era la entrada al inframundo. Pat Cruz explicó que la desaparición se encontraba asociada al inframundo, el caos, la obscuridad y la destrucción, mientras que la vida se vinculaba con el cielo, el orden, la luz, el sol, la creación y la racionalidad. Las representaciones de las diosas, así como las referencias en las fuentes escritas, charlan de la existencia de una enorme diosa madre relacionada con la Luna, la medicina, los partos y las trabajos propias de ese sexo, como el tejido.
Hurakán es reconocido como uno de los dioses más poderosos del panteón maya, creador de los catastrofes y corazón del cielo. En el libro sagrado de los mayas, Popol Vuh, hace aparición este ser como un murciélago ángel que baja del cielo para decapitar a los primeros hombres hechos de madera; el pueblo k’iche lo identificó como su dios Zotzilaha Chamalcan, dios del fuego. El mito tras Tlaltecuhtli, la diosa mexica cuya estatua fue descubierta hace 10 años La diosa de la Tierra que mantiene la creación por medio de su sacrificio, enseña el devenir del cosmos y del tiempo puesto que es el principio que promueve las múltiples creaciones de todo el mundo. Kukulcán se considera el Dios maya del viento y su asociación con Chaac, el Dios de la lluvia, es muy angosta. La identificación del dios del viento con Kukulcán se funda en la asociación similar que hay en la mitología azteca de Quetzalcóatl con Ehécatl, el dios del viento, que barre el camino del dios de la lluvia. A Kukulcán (quien se relata de qué forma creador de la escritura maya) se le tiene por una deidad benevolente, exactamente la misma Chaac, Itzaminá y Yum Kax.
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Ek Chuah es la sexta deidad más generalmente representada en los códices y se presenta en ellos 40 ocasiones. Tiene un labio inferior grueso y colgante y aparece normalmente pintado de negro, el color de la guerra. Este dios semeja haber tenido un carácter doble y un tanto contradictorio; como dios de la guerra era malévolo, pero como dios de los mercaderes ambulantes era propicio. En el carácter en primer lugar indicado hace aparición con una lanza en la mano, a veces combatiendo y aun vencido por otro dios de la guerra.
En los textos e imágenes que relatan el hallazgo del maíz persiste la idea de que este hecho fue un don de los dioses creadores. De modo que el regalo del cereal a los humanos creó una dependencia persistente de éstos respecto de los dioses, quienes en la mitología mesoamericana se muestran siempre como los arquitectos del diseño del cosmos y los dispensadores de los bienes terrenales.
Akhushtal, La Diosa Del Parto
Finalmente, en el pueblo Nahua también existió el dios murciélago, que aparecía en sus santuarios en forma de herradura y tenía el poder de sanar algún enfermedad, tal como el poder para cortar el cordón plateado de la vida que une el cuerpo al alma. Su papel, era el de la desaparición, de ahí que tenía más poder y dominio que cualquiera en el infierno. La mayoría de las situaciones eran causados por este dios, quien los enfermaba para arrastrarlos al infierno y asesinarlos. Conocido como el dios de la guerra por excelencia, Buluc Chabtan era la deidad de la muerte beligerante, la destrucción y el sacrificio sanguinolento. En los códices, está representado con una línea negra cerca de los ojos.
Elementos del glifo cauac se tienen dentro recurrentemente como una parte de los adornos de su cabeza o de su cuerpo10. Danzantes, que encarnan a los espíritus del agua, se disponen a entrar en acción. En contraste con los incensarios Chen Mul del Posclásico Tardío, en los que apa-recen dioses pintados (fig. 9), la ornamen-tación de los incensarios del Tradicional se limita a figuras emblemáticas del infra-mundo, como el jaguar, o a símbolos de fertilidad, como el fruto del cacao. Los por-taincensarios de Palenque, Chiapas, llevan decoración modelada y pintada de enorme dificultad, que representa un cosmogra-ma vertical con imágenes de todo el mundo sub-terráneo en la par-te inferior y también imágenes celespar-tes en la parte de arriba) (fig. 8). ex-tranjero, que ciertos creyeron admitir en Chichén Itzá, están aún muy mal establecidos.
dios de la muerte maya
Fueron templos en zonas arqueológicas, piezas en algunos de los museos más importantes de México y muestras del Códice Dresde, además de documentos y estudios, los que inspiraron estos “nuevos dioses” que nuestros han diseñado. Era la consorte de Itzamná, el Señor del Cielo, y mientras que su marido se muestra de cuando en cuando como el dios sol, ella semeja ser la diosa luna.
Este es un corto recordatorio de que antes de brujas y vampiros, en México a los muertos se les recordaba y a los dioses se los honraba. 17 La mayoría de las obras citadas en este ensayo son representativas de los estudios que en varios años, y con el apoyo de una rica tradición previo, han modificado nuestra entendimiento de la crónica de los antiguos mayas. 12 Sobre estas situaciones, véanse los estudios ahora convocados de Coe y Robicsek y Hales. La danza del dios del maíz antes de su resurrección, fué estudiada iconográficamente por Nicholas Hellmuth, The Holmul Dancer and the `Primordial Young Lord’ , mecanoescrito, 1982; Doris Reents-Budet. partido popular. ; y más recientemente por Stephen Houston, David Stuart y Karl Taube, Image and Text in the `Jauncy Vase’. Esta entrada de la semilla en el seno de la tierra, y su prodigioso renacimiento en la forma de planta productora de vida, era un período que implicaba el sacrificio. En este sentido, el grano del maíz era la simiente preciosa, el ancestro de quien dependía la reproducción de la cosecha futura, y el cogollo o núcleo escencial que aseguraba la continuidad del período de muerte y resurrección de la naturaleza.
Se le representa con una extendida nariz y colmillos encorvados hacia atrás que salen de su boca tal como un tocado en su cabeza de telas y madera. En el arte maya, tanto en la escultura como en la arquitectura, se puede identificar a Chaac por estos atributos. Incluso en varias zonas arqueológicas de la Península de Yucatán, como Kabah, se tienen la posibilidad de localizar construcciones bellamente decoradas con mascarones de este dios con su peculiar nariz y colmillos. Fue a partir de estas manifestaciones artísticas que el día de hoy se tiene una imagen de quienes eran esos seres habitantes del cielo, la tierra y el inframundo.
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Se le representa siempre y en todo momento con la cara de nariz roma y pintas negras peculiares en la cabeza. No posee más que un jeroglífico de su nombre, su propia cabeza, que se ha comparado a la del mono. Esta cabeza, con un prefijo diferente al de su nombre, es asimismo el jeroglífico del punto cardinal norte, lo cual tiende a corroborar su identificación como dios de la estrella polar. La naturaleza de su aparición en los manuscritos indica que ha de ser la personificación de algún cuerpo celeste, importante. La globalización y adopción de etnias extranjeras han causado que se relegue a deidades a quienes hace 500 años se les habría inquietante.
- La resurrección del dios del maíz significó la aparición del alimento de los humanos, cuya carne misma, como lo afirma el Popol Vuh, fue llevada a cabo de la masa de maíz.
A través del tiempo, los Dioses mayas han interesado a esos que descubren su riqueza simbolista y su gran importancia para entre las civilizaciones más imponentes de la historia. Actualmente, entre los parques de Quintana Roo da un espectáculo nocturno en el que elaboran la representación del juego de pelota. Los mayas pensaban que este era el dios que rondaba a las personas para llevárselas al infierno en el momento en que estaban enfermas. Considerado procedente de la luna, los mayas lo veían como el dios del que se desprendían todos los demás. Sukukyum , es el guardián de Kisin y se encarga de ejercer de juez para saber el castigo que se ajusta a todas las almas o mandarlas al reposo eterno. Yum Kimil es el dios de la desaparición y su nombre significa literalmente “Señor de los Muertos”.
La miel que llega del cultivo de la abeja Xunan Cab era sagrada y utilizada como medicina, alimento, para la bebida ceremonial “X-tabentún” y como procedimiento de pago en el comercio de los mayas, de ahí la importancia de este dios. Indagaciones sugieren que este dios nace del intento de los misioneros por adoctrinar a los mayas y acercarlos a la concepción cristiana de Dios. En el Popol Vuh se cuenta que en uno de los intentos por hacer al ser humano, los animales le ofrecieron a Ixmukané la mazorca de maíz, la diosa anciana lo tomó y moldeó un hombre con . Es tal como se da el comienzo de la nueva clase, del hombre con un alma buena, que procedía de una ofrenda y era capaz de querer, pero que aún debía buscar el conocimiento preciso para desarrollarse absolutamente. La unión entre este dios y el dios de la muerte simbolizaba la tradición del sacrificio de los presos de guerra y la quema de casas de sus enemigos con una antorcha. En esta viñeta apreciamos al dios A o Kiimil, dios de la desaparición, sobre un fondo de color que es el símbolo del sur y de la estación seca.
Es en ese sitio donde las primeras represen-taciones de una clase sacerdotal maya, cu-yos miembros visten exactamente el mismo largo atuen-do y portan ofrendas, aparecen en forma simultánea con los primeros dioses. Los k’iche’ identificaron rápidamente el dios-murciélago con su dios Zotzilaha Chamalcan, dios del fuego. Christian Pacheco recordó que la unión de hombre y murciélago ahora había sido representada por los mayas, conque hizo una obra en la que mezcló elementos habituales de esta cultura en una parte del pectoral y la máscara de Batman. Es representando como un murciélago con aspecto humano, respetado por lo mayas, venerado con flores, sacrificios, ofrendas y tamales hechos de carne humana, en tanto que pensaban que este, tenía el poder de transmitir enfermedades fatales e incluso cortar el cordón de plata que unía el alma al cuerpo. En la civilización maya Xibalbá era el inframundo, pero tampoco era entendido bajo la conocida idea judeocristiana, afirma Arturo Gómez Martínez, titular de Etnografía del Museo Nacional de Antropología, “sino era un estrato del cosmos y del cosmos integrado por cielo, tierra e inframundo. La identificación de este acontecimiento agrícola con el origen del cosmos, el nacimiento de los seres humanos y el comienzo de la vida civilizada, expresa la importancia que estos pueblos le atribuyeron a la domesticación de la planta del maíz.
Lo hemos visto ya con Ixchel, armado de jabalinas y de lanza, tomando parte en la destrucción de todo el mundo por el agua. Como un dios favorable hace aparición con un fardo de mercancías sobre la espalda, semejante a un mercader ambulante, y en algún sitio se le enseña con la cabeza de Xamán Ek, dios de la estrella polar, «guía de las mercaderes». Ek Chuah era también el patrono del cacao, y los que poseían plantaciones de este fruto festejaban una ceremonia en su honor en el mes de Muán. En uno de sus aspectos parece haber sido hostil al hombre, y en el otro su amigo, una deidad de dos caras, parecida al dios Jano de la vieja Roma. La quinta deidad más común en los códices es Xaman Ek, el dios de la estrella polar, que aparece 61 ocasiones en los tres manuscritos.
Entre sus nombres resalta el de Ixchel, que se ha relacionado con deidades femeninas, su nombre significa “La de tez blanca”. La Luna se liga a las diosas mamás pues se considera una energía que propicia la fertilidad, tanto de la tierra y los animales como de los hombres, y que regula el ritmo cíclico de la vida. En el llamado «Vaso de los siete dioses» se observan seis deidades del inframundo en el día de la creación 4 ahau 8 kumk’u reunidas ante el dios L, señor del inframundo, que hace aparición sentado en un trono con forma de jaguar en una gruta. El vaso es de procedencia ignota pero se asigna a Guatemala y al periodo Tradicional Tardío. En el Pueblo Mágico de Izamal, Yucatán, se encuentran los restos del templo donde los mayas dedicaban liturgias a Itzamná.